El sesgo de comportamiento: la mayoría somos diestros de manos, pero zurdos de ojo

El sesgo de comportamiento: la mayoría somos diestros de manos, pero zurdos de ojo

Todos nos hemos reído de ese amigo que no es capaz de usar su pierna menos hábil en las cascaritas, caimaneras, picadas o como sea que le llamen en tu país a un partido de barrio entre amigos. Sin embargo, sin importar que seas zurdo, derecho o ambidiestro, la lateralidad es algo propio de nuestra identidad, aunque mucha persona ni siquiera noten ese sesgo.

Un nuevo estudio encabezado por científicos de la Universidad de Londres, Universidad de Sussex de Brighton, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, la Universidad de Westminster en Londres, demuestra que alinear los sesgos de la misma forma que otras personas puede tener beneficios sociales, y esto depende de la lateralidad.

La lateralidad ¿Qué es?

El sesgo de comportamiento: la mayoría somos diestros de manos, pero zurdos de ojo

Es un hecho comprobado durante siglos de investigación, que más del 90% de la población mundial tiene como mano hábil la derecha. También es un hecho que tenemos un fuerte sesgo poblacional en cómo reconocemos rostros y sus emociones. 

La inmensa mayoría de la población reconoce las identidades y emociones de forma más rápida y precisa cuando caen dentro del campo visual izquierdo, en comparación con el campo visual derecho. Estos sesgos se desarrollan en el cerebro desde la infancia. Los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro son los encargados de controlar la motricidad en los lados opuestos del cuerpo. Así que si lado hábil es el izquierdo, tú cerebro usa el umbral derecho para reconocer rostros y emociones.

No hace mucho tiempo, los expertos creían que los sesgos de comportamiento eran únicos en los humanos. Sin embargo, la investigación animal de los últimos años reveló que este sesgo de comportamiento está presente en cualquier forma de vida de los vertebrados.

Un ejemplo de esto son los pollitos. Los que picotean la comida con un sesgo ocular son mejores para distinguir el grano de las piedras. Además, aquellos con un sesgo ocular para monitorear a los depredadores tienen menor probabilidad de ser comidos que los que no son lateralizados. 

Los estudios mostraron que animales con sesgos se desempeñan mejor en tareas relacionadas con la supervivencia en experimentos de laboratorio, así que probablemente esto también se impone en la naturaleza.

Volviendo a los pollitos, los que más ventajas tienen son aquellos que tenían un ojo fijo en el suelo para buscar comida, y otro vigilante a su alrededor, ya sea buscando más comida y a la llegada de depredadores, lo cuál es importantísimo para realizar muchas tareas. 

¿Por qué existe el sesgo de comportamiento?

El sesgo de comportamiento: la mayoría somos diestros de manos, pero zurdos de ojo

La investigación sugiere que los sesgos del hemisferio cerebral evolucionaron porque permite a los dos lados del cerebro controlar de forma simultánea diferentes comportamientos. También protege a los animales de volverse confusos.

Si ambos lados del cerebro tuvieran un control similar sobre funciones críticas, podrían dirigir simultáneamente al cuerpo para realizar respuestas incompatibles. Entonces, los sesgos liberan recursos o “capacidad neuronal”, haciendo que los animales sean más eficaces.

Asimismo, los estudios sugieren que es la presencia y no la dirección de nuestros sesgos lo que importa para el rendimiento. Sin embargo, esto no explica porque tantas personas son diestras para tareas motoras y tienen un sesgo del campo visual izquierdo para procesar rostros.

Cada persona debería tener un 50-50 de ser sesgada hacia la derecha o izquierda. Pero en el reino animal, la mayoría de los individuos en una especie se alinean en una dirección.Esto sugiere que alinear los sesgos con otros en tu grupo podría ser ventajoso socialmente. Por ejemplo, los animales se alinean con la población durante el comportamiento cooperativo, uniéndose en manadas, bandadas, etc. Esto disminuye la posibilidad de ser atacados. Los pocos que se alejan se convierten en objetivos fáciles.

En los humanos, aunque somos altamente lateralizados independientemente de nuestro origen, siempre hay una minoría significativa en la población, lo que sugiere que este sesgo alternativo tiene sus propios méritos.

La teoría más popular es que desviarse de la población ofrece una ventaja durante interacciones competitivas, creando sorpresa. Quizás es por ello que siempre es más complicado marcar a un zurdo en fútbol o baloncesto, o es más complicado batearle a un lanzador zurdo en béisbol. 

El estudio sobre los sesgos

En el primer estudio sobre este tema, expertos de las universidades de Sussex, Oxford, Westminster, Londres y Kent, pusieron a prueba nuestros sesgos de comportamiento humano. Se investigó la asociación entre la fuerza del sesgo de la mano y el rendimiento, así como la dirección de los sesgos de habilidad social. Se eligió el comportamiento que se alínea con la investigación animal. 

La investigación tuvo la participación de 1.600 personas, de diferentes edades y etnias, donde se demostró que no siempre se usa la mano preferida. Algunas personas ligeramente, moderadamente o fuertemente diestras, así que se midió la lateralidad usando una tarea cronometrada de tableros de clavijas y combinación de colores.

No todos saben si tienen un sesgo de campo visual, así que se evaluó esto para los participantes usando imágenes de rostros que expresan distintas emociones en una pantalla. 

Las personas con un sesgo de mano de leve a moderado colocaron más clavijas combinadas por colores correctamente que aquellas con un sesgo fuerte o débil. Esto sugiere que, en los humanos, los extremos pueden limitar nuestra flexibilidad de rendimiento a diferencia de los animales salvajes.

La mayoría de los participantes tenían un sesgo estándar: diestra para tareas motoras, sesgo del campo visual izquierdo para el procesamiento de rostros, pero había excepciones. 

Para probar las asociaciones de habilidades sociales y la dirección del sesgo, los participantes fueron categorizados por sus sesgos de mano y lado visual en uno de cuatro grupos: estándar (mano derecha, visual izquierdo), derecha aglomerada (mano derecha, visual derecho), izquierda aglomerada (mano izquierda, visual izquierdo) e investida (mano izquierda, visual derecho). También completaron una encuesta que evaluó sus dificultades sociales. 

El perfil estándar, encontrado en el 53% de los participantes, no se asoció a ninguna ventaja social sobre los grupos izquierda o derecha aglomerada. Pero el perfil invertido, que solo era el 12%, se asoció con puntuaciones sociales mucho más bajas en comparación con los otros grupos.

Las personas en el grupo invertido tenían cuatro veces más probabilidades de tener un diagnóstico autoinformado de autismo o trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

No se puede decir a partir de este estudio si existe una relación causal entre el perfil y el autismo o TDAH. Pero se está planificando una investigación para investigar si los perfiles de sesgo pueden actuar como un marcador de riesgo temprano para el autismo y el TDAH durante la infancia, lo que podría allanar el camino para un cribado, diagnóstico y desarrollo de nuevas intervenciones más temprana.

Este estudio prueba que los humanos tenemos una historia evolutiva, gran parte de la cual se comparte con otros animales. Así que es necesario seguir estudiándonos en el contexto del reino animal más amplio si queremos entender realmente nuestros cerebros y comportamientos.

El estudio fue publicado en Nature.

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Erick Sumoza

Soy un escritor de ciencia y tecnología que navega entre datos y descubrimientos, siempre en busca de la verdad oculta en el universo.

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